Hablamos del Estudiantes-Gimnasia y la vuelta del clásico porteño entre San Lorenzo y Huracán. Los 4 equipos, reagrupados relativamente uno del otro, viven realidades totalmente opuestas. Estudiantes y Gimnasia, naufragando por la irregularidad, se debatían por ver quien manda en la ciudad de la diagonales. Cuervos y Quemeros, chocaban luego de 4 años. Dos partidos calientes, que por la desafortunada decisión de algunos de que ambos cotejos se tuvieron que disputar a la misma hora (sólo para beneficiar a la TV).
Comencemos por el clásico de La Plata. Estudiantes llegaba con la confirmación de los 3 delanteros y el retorno de Juan Sebastian Verón a la titularidad. Por el lado del tripero, el clásico esquema utilizado por Facioni en todos sus equipos, es decir, el 4-4-2 se repetía una vez más.
Gimnasia arrancó mejor, superando al pincha en la mitad de cancha. Hacía las cosas mejor, y llegaba. Una clara falta de Alayes sobre Germán Herrera, derivó en la primera emoción. El propio Herrera lo pateó y Andújar lo atajó, el rebote lo tomó el propio Herrera, y otra vez el portero de Estuadiantes la sacó, y en la tercer oportunidad del delantero, Andújar le dijo que no.
A los pocos minutos, Maggiollo peinó para que Salgueiro defina paralelo a la línea de fondo, pasando la pelota entre las piernas de Cejas.
No lo merecía, pero el conjunto de Simeone ganaba el clásico. En la segunda mitad, y con la expulsión de Alayes, el Lobo comenzó a ejercer una presión insostenible para la defensa pincha. Lo resistió por los cambios del "Cholo", que sacó a los 3 puntas, y puso a defensores y volantes centrales. Gimnasia se la vio ante un verdadero muro de hombres.
Para decir que es el tercer clásico de Simeone al frente de Estudiantes, de los cuales ganó todos. Gimnasia se quedó sin el pan y sin la torta, porque hizo el gasto, generó las chances de gol, pero su propia impericia, no le permitió quedarse con el partido.
Declararon más de lo que jugaron En el Bajo Flores, la vuelta de uno de los clásicos más pasionales de la Capital Federal, luego del superclásico. Este tenía en condimento de las declaraciones previas del lado de San Lorenzo, muy bien ignoradas por la gente de Huracán. Las hinchadas pusieron todo el colorido y la algarabía a disposición del espectáculo. Lástima que dentro de la cancha no pasó lo mismo.
San Lorenzo, golpeó temprano. Centro enroscadísimo de Aureliano Tórrez, que Botinelli cabeceó a la carrera, fusilando a solitario Barovero. Desde el vestuario, los santos de Boedo ganaban el partido. Con el desarrollo de la etapa, el Globo fue emparejando el trámite, con la habilidad de Franzoia y la buena técnica de Sánchez Prette.
El empate de Huracán llegó de la misma forma, un centro de Poggi para que Goltz -solito- desviara la trayectoria del balón. El grito del pueblo quemero se hacía sentir en la primaveral tarde de noviembre. El hermoso día favorecía a la enfervorizada multitud que se hizo presente en el Nuevo Gasómetro.
El complemento fue más peleado. En cuanto a las situaciones netas de gol, ambos equipos las tuvieron. Silvera por el lado de San Lorenzo, y Sánchez Prette para Huracán, pero los arqueros se lucieron y mantuvieron el mismo resultado del primer tiempo. Si bien, la entrada del "chipi" Barijho no fue importante en cuanto a chances de gol, provocó la expulsión del "burrito" Rivero.
Más que eso no pasó. La gente de Huracán celebró el empate como un verdadero triunfo, mientras que la afición blaugrana se volvió timorata cada uno para su casa.