
Se fue un superclásico más. Otro partido de similares características a los que vienen aconteciendo entre Boca y River en el último tiempo. Trabado, con poco juego colectivo y muy pocas situaciones de gol. Este lo ganó River 2 a 0 (Falcao y Ortega de penal) porque desde el arranque intentó otra cosa. Ya con la entrada de Buonanotte para acompañar a Ortega y al colombiano Falcao en la delantera, era otra cosa. Passarella apostó por un equipo veloz y con buenas individualidades.
Boca, que en los últimos partidos viene demostrando poco volumen de juego, mostraba la vuelta de Neri Cardozo por el sector izquierdo de mediocampo. Justamente, en esta zona del terreno, River predominó absolutamente, con un Ahumada bien plantadito en el círculo central, y las permanentes diagonales que lanzaban Augusto Fernández y Fernando Belluschi.
Ledesma borrado por la derecha, Gracián y Cardozo no tocaban la pelota, obligaban a Palacio a bajar casi 30 metros y dejar sólo a un impávido Palermo. Banega quedaba sólo contra Ortega, Belluschi y Buonanotte, y eso lo pagó caro con una temprana amarilla.
River apuraba con la movilidad de sus volantes, e inclinaba la balanza. A los 23 minutos, y tras un bombardeo de jugadas peligrosas, Belluschi habilitó por izquierda a Falcao, que de zurda, le tiró el arco abajo a Caranta. Y se hacía justicia. Porque Boca todavía no había pateado al arco, y porque cada vez hacía más agua en la mitad del campo.
A los 31, Buonanotte desbordó por izquierda, y Paletta, en forma tardía, lo bajó claramente. Penal. Ortega lo patió, y Caranta lo detuvo, pero el Juez Otero le avisó a Baldassi que el arquero se había adelantado. Y Baldassi ordenó que se pateara otra vez. Y Ortega no falló, volvió a elegir el palo derecho y puso el 2 a 0 merecido. El panorama era complicado con el primer gol, y con este segundo estiletazo, la cosa parecía ya juzgada. Y para colmo de males, casi al final del primer tiempo, Banega sacudió a Ferrari en una contra, y se fue expulsado. Todo mal.
Battaglia por Gracián para reordenar el medio era la única novedad del complemento. Mientras tanto, Buonanotte seguía ganándole la espalda a Ibarra, y Falcao se bancaba a Miadana y Paletta, que cada vez quedaban más expuestos a los contragolpes de River, que por malas definicines, no fueron aprovechados.
Los minutos pasaban y Boca seguía sin patear al arco; Palacio se perdía eludiendo rivales, Ledesma y Cardozo nunca supieron como ganarle las bandas a Fernández y Belluschi. Ya casi al final del partido, llegó el tiempo de las ovasiones para Buonanotte y Ortega.
Pasó otro clásico más y River volvió a superar a Boca, que tras la eliminación de la Copa Sudamericana en manos de Sao Pablo, sólo pudo conseguir una victoria ante San Lorenzo. Russo deberá juzgar si es conveniente seguir manteniendo a Gracián como enganche, y ver que vuelta le encuentra a la posición de Palermo, que juega demasiado aislado del resto.
Boca, que en los últimos partidos viene demostrando poco volumen de juego, mostraba la vuelta de Neri Cardozo por el sector izquierdo de mediocampo. Justamente, en esta zona del terreno, River predominó absolutamente, con un Ahumada bien plantadito en el círculo central, y las permanentes diagonales que lanzaban Augusto Fernández y Fernando Belluschi.
Ledesma borrado por la derecha, Gracián y Cardozo no tocaban la pelota, obligaban a Palacio a bajar casi 30 metros y dejar sólo a un impávido Palermo. Banega quedaba sólo contra Ortega, Belluschi y Buonanotte, y eso lo pagó caro con una temprana amarilla.
River apuraba con la movilidad de sus volantes, e inclinaba la balanza. A los 23 minutos, y tras un bombardeo de jugadas peligrosas, Belluschi habilitó por izquierda a Falcao, que de zurda, le tiró el arco abajo a Caranta. Y se hacía justicia. Porque Boca todavía no había pateado al arco, y porque cada vez hacía más agua en la mitad del campo.
A los 31, Buonanotte desbordó por izquierda, y Paletta, en forma tardía, lo bajó claramente. Penal. Ortega lo patió, y Caranta lo detuvo, pero el Juez Otero le avisó a Baldassi que el arquero se había adelantado. Y Baldassi ordenó que se pateara otra vez. Y Ortega no falló, volvió a elegir el palo derecho y puso el 2 a 0 merecido. El panorama era complicado con el primer gol, y con este segundo estiletazo, la cosa parecía ya juzgada. Y para colmo de males, casi al final del primer tiempo, Banega sacudió a Ferrari en una contra, y se fue expulsado. Todo mal.
Battaglia por Gracián para reordenar el medio era la única novedad del complemento. Mientras tanto, Buonanotte seguía ganándole la espalda a Ibarra, y Falcao se bancaba a Miadana y Paletta, que cada vez quedaban más expuestos a los contragolpes de River, que por malas definicines, no fueron aprovechados.
Los minutos pasaban y Boca seguía sin patear al arco; Palacio se perdía eludiendo rivales, Ledesma y Cardozo nunca supieron como ganarle las bandas a Fernández y Belluschi. Ya casi al final del partido, llegó el tiempo de las ovasiones para Buonanotte y Ortega.
Pasó otro clásico más y River volvió a superar a Boca, que tras la eliminación de la Copa Sudamericana en manos de Sao Pablo, sólo pudo conseguir una victoria ante San Lorenzo. Russo deberá juzgar si es conveniente seguir manteniendo a Gracián como enganche, y ver que vuelta le encuentra a la posición de Palermo, que juega demasiado aislado del resto.
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