sábado, 3 de noviembre de 2007

A FALTA DE DOS... ¿MUCHO SON TRES?

Suena extraño pensar en una comida post partido entre equipos rivales en el fútbol –profesional- argentino, más raro aun si se trata de partidos plagados de roces en donde la carga emocional supera los límites. Conociendo el folklore argentino, difícil es imaginar a Ortega comiendo, en un clima ameno, con Battaglia luego de un superclásico caliente, lo que es sencillo de suponer son las opiniones poco comprensivas de los hinchas acerca de esto.
La idea de instaurar un tercer tiempo en el fútbol fue dada a conocer por Julio Comparada, lo que genera como principal respuesta una utopía política difícil de poner en práctica de acuerdo con la idiosincrasia del hincha argentino, pero también se puede ver como una posible contribución para desdramatizar el clima hostil de las contiendas futbolísticas en las que muchas veces esto se infunde desde los protagonistas.
Ahora bien, se debe plantear cual es el verdadero objetivo de este proyecto, y preguntarse no solo si la tradición del fútbol lo aceptaría sino también si los mismos jugadores están dispuestos a compartir algo más que noventa minutos dentro de la cancha como contrincantes, y si están capacitados para dejar las “calenturas” sobre el césped sin trasladarlas a este otro posible ámbito.
Quizás pueda ser el punto de partida para un cambio cultural que, en el caso de los jugadores, comience con un trabajo desde inferiores en donde se impartan valores que sean plagados luego en el juego, puede que también solo sea un plan como tantos otros que fueron olvidados en algún escritorio.
O tal vez sea el primer paso para unir el amateurismo del rugby con el profesionalismo del fútbol para generar un equipo tan pasional como Los Pumas y poder conseguir los resultados que, con la redonda, hace mucho tiempo no se dan.

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