UNA LUCHA DE EGOS

Como se tendría que mirar a River en la actualidad. Con los ojos de candidato a ganar el torneo, en plena recuperación, y que el miércoles enfrentará a Arsenal por la primer semifinal de la Sudamericana. O se lo puede mirar con los ojos de la verdad. Porque en River la buena senda de victorias no opaca la mala campaña del equipo en el semestre, no olvida las tensiones entre la dirigencia y el plantel -sumado el cuerpo técnico- y tampoco de los problemas entre la barrabrava (hoy detuvieron a Alan y podrían detener a otros 14 barras más).

Sino como se explica lo que declaró el Kaiser el miércoles por la mañana, post partido con Defensor: "Con los jugadores estamos unidos". ¿Eso significa que con los dirigentes no? Expliquemos el por qué no.

Todo recrudeció al finalizar el partido de vuelta por los cuartos de la Sudamericana el martes, cuando los jugadores y Passarella se quejaron públicamente del mal estado del campo, por los constantes recitales. A eso, hay que agregarle un duro cruce de palabras entre el vocal Diego Rodríguez y el propio Passarella, que habría derivado en una secuencia tipo Rocky, frustrada por la intervención de los jugadores. Este Diego Dominguez, no es el boxeador gordo y fana de Huracán. Es un protegido del presidente Aguilar.

Y como las cosas pendían de un delgado hilo, todo terminó en un escándalo interno, que si no explotó mediáticamente, es porque ambas partes prefieren priorizar lo deportivo por sobre los egos.

Por eso la tan mentada reunión entre Aguilar, Tuzzio y Ferrari, en donde se tocaron varios temas que al plantel no le vienen gustando desde hace tiempo. Aguilar, en declaraciones a Clarín, convino que no siempre se va a jugar en campos como el del Camp Nou. Ahora bien, estamos hablando del mítico Monumental, no de cualquier cancha.

Lo cierto es que no sabremos por ahora cual será el final deportivo de River en este semestre, lo que si sabemos, y muy de antemano, es como va a terminar la novela lejos de lo deportivo que viene estremeciendo al mundo millonario. QUE DIFÍCIL ES HABLAR DE FÚTBOL CUANDO A NINGUNO DE SUS INTÉRPRETES LES IMPORTA.